El presente trabajo se propone abordar el problema de las relaciones entre las asociaciones culturales del interior de la provincia de Buenos Aires, el mercado y el Estado a principios del siglo XX. El doble reclamo de autonomía ligado al asociacionismo moderno y a la configuración de una esfera específica de las artes, suponía para ellas una permanente fuente de tensiones que las enfrentaba al dilema de sostener su independencia y sufrir la endémica carencia de fondos o acudir a instancias externas de provisión de recursos y así garantizar su funcionamiento. Esta situación fue la que enfrentó la Asociación Cultural de Bahía Blanca entre 1919 y 1927. Surgida en una ciudad intermedia de sudoeste bonaerense, la agrupación debió sobrevivir en diálogo con un Estado municipal donde las cuestiones culturales no eran objeto de una política sistemática y en un medio en el que el circuito de la música académica continuaba aún vinculado fuertemente al diletantismo. Sumado a ello, los incipientes mecanismos del mercado cultural pugnaban por introducir una lógica económica que se oponía a la primacía del “desinterés” que se estaba consolidando como principio de legitimidad en el mundo de las artes.